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Antonio Garamendi: “De la crisis no se sale con más impuestos; si las empresas no van bien no hay recaudación”

Antonio Garamendi

Defensor a ultranza del diálogo social, el presidente de la CEOE habla para HENNEO tras la firma del pacto con sindicatos y Gobierno del pasado Viernes

En CEOE hemos sido los primeros en hablar de que se podía llegar casi al 120% de deuda y de que el PIB podía caer entre el 10 y el 15%. Pero es prematuro dar el dato más negativo. Esto se arregla poniendo en marcha el país. Yo lo resumo en dos frases: ortodoxia económica y rigor presupuestario. Si hacemos las cosas bien, salimos adelante. Si las hacemos mal, perderemos un tiempo que es oro.

Usted y su equipo han optado decididamente por la unidad con el Gobierno y con los sindicatos. ¿En qué han cedido?

Me quedo con lo que hemos ido logrando: la reforma laboral no sale en el papel firmado. Hemos incluido el pacto por la industria, hemos sacado adelante 50.000 millones más de ICO, que es clave, o fondos de 10.000 millones para las empresas que puedan tener que ser rescatadas. Está la negociación permanente con los ERTE y su tránsito a los Ertop, expediente de regulación por causas técnicas objetivas o de producción. Y un pacto por la digitalización, por la formación, o sea, por la forma de sacar de la vulnerabilidad y la pobreza a la gente, que es la empleabilidad, que llega si hay formación para todos.

El anuncio de la subida de impuestos, al que ustedes se oponen, ¿aguó la foto del pacto por el empleo firmado en La Moncloa con el Gobierno y los sindicatos?

Cuando se habla de fotos… Nosotros, y yo en concreto, no hacemos política. Yo llego a acuerdos si creo que es bueno para el país. La clave es el diálogo social, que llevamos practicando cuarenta años, dentro de las discrepancias, como debe ser en democracia. Ese ha sido el espíritu de la cumbre empresarial, donde durante diez días grandes, medianas y pequeñas empresas hemos trasladado qué consideramos bueno para la sociedad. El artículo 7 de la Constitución dice que somos interlocutores sociales, y esa es mi obligación. En el acuerdo firmado no está el planteamiento fiscal. No hubiéramos firmado.

¿Por qué se oponen a la subida de impuestos que plantea el Gobierno?

Todos los expertos y economistas dicen que de las crisis se sale con deuda, no con impuestos, porque si las empresas no van bien, no recaudas nada. También hay que tener cuidado con el efecto deslocalización. Tenemos la suerte de contar con multinacionales y si se les pone difícil, podemos pensar qué van a hacer…

¿Y el IVA?

Hay países que en estos momentos han planteado bajar el IVA y otros impuestos o aplazarlos. Esto no lo decimos nosotros, es como cuando sale la reforma laboral, y la OCDE, el FMI, el vicepresidente europeo dicen: fíjense en los aspectos positivos. Creo que hay que dejarse de ideología y trabajar con pragmatismo.

El presidente dice que hay un diferencial con Europa.

Si divides lo que se recauda en Europa entre el número de españoles, la presión en España es menor. Pero si hace la cuenta de lo que se paga en España por los españoles que pagamos, es igual o mayor que en Europa. ¿Y por qué? Pues porque en Europa, la economía sumergida no llega al 13%, y en España es casi el 24%, es el doble, es decir, ese porcentaje no paga impuestos, lo que es una insolidaridad con el país, enorme, y además un dumping enorme con respecto a las empresas, pequeñas empresas, especialmente. Si llegamos al gap de Europa, estamos hablando alrededor de 60.000 millones.

¿Qué han acordado en el pacto para luchar contra este problema?

El acuerdo habla de trabajar contra la economía sumergida, ahí está la clave, es decir, poner un país de verdad en marcha. Si no asumimos que casi el 24% de la economía española es sumergida, no arreglamos nada.

¿Qué mensajes han quedado de la cumbre empresarial?

El primero, el de la responsabilidad que las empresas, los empresario, grandes, medianos, pequeños, autónomos, queremos trasladar Segundo, el espíritu positivo: es decir, defender nuestra postura sin críticas voraces ni imponer, pero ya hemos hablado de que la confianza y la seguridad jurídica es fundamental. Que tengamos que decir esto en el siglo XXI tiene su gracia.

¿A qué se refiere?

Bueno, pues que la regulación tiene que ser predecible, tiene que tener una seguridad jurídica, una estabilidad, es decir, que el país tiene que transmitir confianza. Cuando se han hecho mensajes muy radicales, pues eso no generan confianza en otros inversores extranjeros. La mitad de la deuda española la compran inversores extranjeros, la otra mitad el BCE. Las empresas españolas tienen un montón también de inversores de fuera de nuestro país. Yo creo que cuando hablamos de digitalización, hablamos de globalización, y el mundo está globalizado, entonces tenemos que transmitir esa confianza, ¿no?

¿Qué más aspectos son clave?

Afrontar los retos de antes de la pandemia: el de la digitalización. En tres meses hemos avanzado lo que se hubiera avanzado en cinco años. El de la economía verde que es la economía circular. El de la innovación, porque España está muy atrás. Por los acuerdos de Lisboa debiera ser el 3%, y estamos en 1,2-1,3%. Y el de colaborar positivamente en la ayuda europea.

¿A dónde quieren los empresarios que vaya esa ayuda?

Tienen que ir a innovación, a digitalización, a economía verde, a infraestructuras, a inversión, para generar una economía potente. No nos gastemos el dinero en cosas que no sean productivas.

¿Cree que la Administración tiene también ajustarse? ¿Debe el Gobierno reducir el número de carteras?

Las empresas no solo hablamos de facturación, sino de eficiencia en la gestión. Habrá que hablar de ingresos, pero también de gastos y, en este caso, de eficiencia. En el Estado, a nivel general, hay montón de duplicidades y habría que intentar buscar de forma tranquila, objetiva y eficiente, estos efectos.

¿Cómo valora la implantación del ingreso mínimo vital?

Tendría que haber sido una medida coyuntura para estudiar la estructural con calma. Vemos fundamental que vaya acompañado de empleabilidad, para que se ayude a la gente favoreciendo que pueda conseguir un empleo. Creemos que un país subvencionado no es un país de futuro, pero eso no significa que no ayudemos a los que lo necesitan.

La Fundación CEOE, presidida por Fátima Báñez, se ha centrado en la ayuda social durante la pandemia.

La responsabilidad social corporativa es fundamental para expresar que la empresa está para crear riqueza y empleo, pero que también se vuelva en esa área tan importante.

Fuente Heraldo de Aragón


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